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Por Alfonso Alfaro, Tatiana Moro, Quim Coll y Mario Fernández
La reciente herida de Bon Iver por el concierto de ayer todavía estaba fresca y sin supurar. Es muy difícil sobreponerse a una actuación de tal intensidad. Sin embargo, con dos días de festival por delante, hay que pasar página. La segunda jornada no estuvo tan cargada de artistas como la anterior pero los conciertos aparecían más masivos -si cabe- que de costumbre.
Es sabido por todos que la práctica hace al maestro y Belako se ajustan a la perfección a este dicho popular. Los de Mungia son una apisonadora en directo, además de tocar sus temas viejos también interpretaron nuevas composiciones. Justo enfrente, en el escenario Mango se preparaban Whitney. A priori no es una banda de espacio grande pero supieron hacerse con ello y uno de sus apoyos fue Mac DeMarco, quien se animó a improvisar con ellos, dejando así una de las estampas del festival. Se notaba que tenían ganas hacer un concierto para que la gente les recordase y lo consiguieron.
La asiaticoamericana Mitski saltó al escenario con su bajo a cuestas. Los temas de la cantautora están hechos con mimo y desde el cariño, y así se traduce en el directo con una actuación cuidada y ejecutada al milímetro. Acabó su directo con su guitarra e interpretando ‘My Body’s Made of Crushed Little Stars’. En la otra punta del festival, The Growlers ofrecieron su indie rock californiano que a más de uno le puede sonar a unos Arctic Monkeys con la voz rota. Pese a que la instrumental de la banda esta bien, la voz de Brooks Nielsen no hace justicia en directo a lo escuchado previamente en el disco pero lo equilibró con bailecitos marca de la casa.
Sampha es una de las sensaciones del año en Reino Unido pero aquí en España su capacidad de convocatoria es menor en comparación a otros artistas del cartel. El británico se lució con el tema ‘Blood On Me’ gracias a su impecable ejecución y también a la acústica perfecta del escenario RayBan. La primera parte de la actuación estuvo marcada por un R&B más tranquilo y la segunda con más ritmo y divertido. Terminó con ‘(No One Knows Me) Like the Piano’ que no hizo justicia al resto del show.
Es innegable que Mac DeMarco tiene un sentimiento festivalero que no poseen otros grupos. Si bien musicalmente no ha inventado nada, el canadiense sabe que el espectáculo también está entre canción y canción. Empezó con ‘Salad Days’ e intercaló composiciones de su nuevo disco con viejos temas. Sacó las risas del público con su batería tocando totalmente desnudo y el propio cantante en ropa interior encima de los altavoces. Muchos artistas deberían aprender de DeMarco para que no se olviden de disfrutar.
La irrupción de The xx supuso un entusiasmo generalizado que, aunque tocaban por primera vez en nuestro país I See You, la nota es estancó en el aceptable. El desarrollo del concierto se produjo tal y como estaba previsto, con una inyección de adrenalina en canciones como ‘Crystalised’, ‘Replica’ o ‘Loud Places’, canción de In Colour de Jamie xx. Precisamente esta última podía ponerse entre duda porque Jamie xx aparecería unas horas después en una actuación propia pero no fue así, la tocaron y Romy puso los vocales como hace en la colaboración con su amigo. El concierto del trío británico era lo que se esperaba, no destacaron pero tampoco fallaron -aunque el volumen del sonido era escaso-. Su estilo atmosférico e intimista les conduce a no ser el alma de la fiesta, aunque contando con Jamie xx podían haber mantenido un nivel superior de energía, entrega y conexión.
Para levantar el ánimo tras la gélida sensación dejada por The xx, los norteamericanos Run The Jewels hicieron lo mejor que saben: dar espectáculo. Problemas técnicos en mitad de la actuación que les hicieron pausar pero no les supuso problema alguno e improvisaron un concurso de baile y corearon los tema al más puro estilo Tame Impala el año pasado. Quizás hayan perdido el efecto sorpresa en comparación a 2015 pero los de Brooklyn solo tienen una velocidad y es vertiginosa.
Mientras Front 242 hacían bailar a los menos jóvenes con su industrial pachangueo, Jamie xx continuó donde lo dejó con The xx. La orquesta unipersonal de los británicos tuvo el reto de sustituir a Frank Ocean y cumplió notablemente. El único cambio del escenario fue una bola gigante de discoteca y que Jamie iba con una camisa de colores en vez del clásico uniforme negro. El músico sorprendió a propios y extraños con un set alejado de su disco In Colours y más dedicado a una sesión de baile. En un espacio intermedio entre la jocosidad o el sadismo, el DJ comenzó su concierto con ‘White Ferrari’ de Frank Ocean ante la estupefacción de unos y las risas de otros por la ausencia del rapero.
Ayer no faltaron alternativas para cerrar la segunda jornada del Primavera Sound. La fusión de jazz y R&B de Flying Lotus no hizo su habitual aparición, optaron por una mezcla de trap y rap con visuales detrás de una pantalla translúcida y unas luces estratégicamente colocadas. Por otro lado Priests se presentaron como despertadores guitarreros para los últimos asistentes del festival. En directo juegan más con el sonido post punk que en el disco, lo que hace que su actuación deje un sabor diferente. Ni mejor ni peor, simplemente diferente.