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Por Judith Vives
Ilustración por Blanca Garaluce
Uno de los lanzamientos de 2016 que esperaba con más ilusión era el segundo trabajo de The 1975, que tenía la difícil tarea de superar su primer disco, de título homónimo, el cual en mi opinión marcó un antes y un después en el rock alternativo. Es más, discutiría con convicción que lo que hacen los británicos no puede encajar de manera cómoda en ningún género preconcebido por la industria musical actual.
I Like It When You Sleep, for You Are So Beautiful Yet So Unaware of It es un álbum que crea una burbuja de la que no sales hasta que termina con ‘She Lays Down’. Esto también lo consiguieron en el primer disco y han sido capaces de mantener la sensación de trasladarte a otro sitio pero a la vez conseguir algo completamente nuevo. En cuanto a evolucionar pero sin perder la esencia, The 1975 se llevan el premio.
Después de la introducción de minuto y medio que espero que se convierta en tradición ya que me parece un detalle muy bonito de cohesión entre álbumes, ILIWYASFYASBYSUOT (así por abreviar aunque en realidad lo hace parecer aún más largo) empieza fuerte. Quizás demasiado fuerte. Haber puesto ‘Love Me’ y ‘UGH!’ seguidas y al inicio del trabajo deja en mi opinión unos estándares muy altos, y creo que al haber sido ambos presentados en la radio y con videoclip y siendo dos de los temas más movidos del disco hubiesen funcionado mejor en posiciones distintas dentro de la estructura del trabajo.
Una de las joyas del álbum (junto con ‘UGH!’ por la cual tengo una devoción especial) que además recuerda bastante al primer trabajo del grupo es ‘She’s American’. ‘If I Believe’ es una obra experimental con coros, un ritmo que recuerda al soul y que incluye instrumentos de viento. ¿Puede funcionar una mezcla de tantos elementos dentro de un álbum con un estilo tan marcado? En mi opinión lo hace ya que, aunque el tema sea arriesgado, la base característica se mantiene haciendo que la esencia del grupo no se pierda, y me encanta la temática de la búsqueda de la espiritualidad. También encontramos algo de experimentación en ‘Loving Someone’, la cual presenta unas estrofas recitadas que poca gente se esperaba pero que han tenido buena aceptación.
En una canción que obviamente cuenta con un gran significado personal, ‘Nana’, me sorprendió mucho escuchar una guitarra acústica. Y aunque la letra de la canción sea preciosa y creo que ha sido situada hacia el final del disco de manera estratégica para no romper con la estética, sigue sin convencerme del todo. Es un dilema interno similar al que tuve con ‘See Me Now’ de The Kooks en su último álbum Listen. Aunque sabía la historia detrás de la canción y lo que significaba para el cantante, eso no quitaba que para mí rompiese la cohesión del disco y hablando claro, no pintase mucho. Me sucede algo parecido con ‘Nana’ pero seguiré defendiendo que es una canción preciosa, sólo que quizás no brilla tanto como engranaje dentro de un disco diseñado para funcionar en conjunto. ‘She Lays Down’ sigue el mismo camino pero la modulación de la voz de Matty en esta hace que suene más a The 1975. De todas maneras, cerrar el álbum con estas dos canciones fue la mejor idea ya que así demuestran que saben y pueden hacer canciones sensibles y acústicas pero no rompen con la estética previa que tan cuidadosamente se ha construido.
La pata coja del disco es quizás su duración. Creo que la magia que consiguen al inicio se va perdiendo con alguna que otra canción que en mi opinión podría llegar a ser prescindible, como ‘Lost my head’ (a la cual no le encuentro mucho sentido de ser y la veo redundante situada justo después de ‘Please be Naked’, ambas de carácter instrumental) y ‘ILIWYSFYASBYSUOI’ (con una longitud excesiva). Estas canciones, aunque no desentonen para nada con la temática del álbum, no cuentan para nada con la sustancia suficiente como para poder funcionar como “stand-alones”. No puedo dejar de preguntarme si el trabajo hubiese podido llegar a ser más sólido contando con 4 o 5 canciones menos.
Una de las quejas más generalizadas que parece haber sobre el álbum son las canciones o bien completamente o parcialmente instrumentales. Si bien a veces pecan de excesiva longitud como he dicho antes, no dejan de actuar de pegamento entre canción y canción de una manera perfecta, y le dan una dimensión al álbum que es precisamente lo que le hace destacar de una manera tan clara en el género alternativo. Es verdad que no son las canciones más adecuadas para presentar en directo, sobre todo en los festivales de música que el grupo suele frecuentar, pero personalmente esto no me preocupa ya que creo que dentro del álbum hay más que suficientes canciones donde elegir para crear su nuevo setlist. Nadie esperaba una actuación de ‘Please be Naked’ (canción totalmente instrumental y en mi opinión, una obra maestra) en medio del FIB, pero eso no devalúa la gran calidad de ésta y el papel fundamental que ocupa dentro del álbum.
Como conclusión, el grupo ha sabido mantenerse en la línea que tanto encandiló en sus inicios. Quizás se han mantenido demasiado en esa línea, intentando hacer una versión 2.0 de su primer trabajo. Aún así, defiendo que seguimos encontrando elementos refrescantes, y el disco se ha convertido en uno de mis imprescindibles, aunque a mí parecer han tenido algo de miedo de alejarse de lo que les otorgó su posición actual en el panorama musical.
De todas maneras, personalmente no puedo esperar a volver a disfrutar de los temas de este nuevo álbum junto a los ya clásicos ‘Chocolate’ o ‘Sex’ cuando The 1975 visiten nuestro país en febrero.