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Si algo tenía claro cuando empecé esta sección, es que tarde o temprano iba a acabar hablando de Haim, ya que me parece que son unas perfectas defensoras de la noción de que nosotras también podemos manejarlo todo y tomar todas las decisiones concernientes a un proyecto musical.
Para los que no estéis muy puestos, dejadme que os presente a Haim. Alana (25), Danielle (28) y Este (31) son tres hermanas born and raised en California. Si bien hay gente que creció entre juguetes, ellas crecieron entre guitarras, bajos y sets de baterías. Y es que sus padres habían tenido la música presente durante toda su vida, por lo que en cuanto vieron que sus hijas presentaban cierto interés por aprender a tocar instrumentos, poco tardaron en montar un grupo con ellas. No les culpo, la verdad. En 2007 decidieron deshacerse de ese proyecto así como otros que habían ido formando y centrarse en el concepto de una unión musical entre las tres.
Aquí entra en juego uno de los valores que más admiro de Haim. Tuvieron que pasar cinco años desde que empezasen a tocar hasta que sacaron material. Esto no se debe a que fuesen descuidadas o a que la música no fuese su prioridad. Es todo porque querían trabajar en su sonido y lanzar algo de lo que estuviesen orgullosas y que tuviese su sello. No me negaréis que lo consiguieron. A día de hoy son uno de los grupos establecidos con un sonido propio más cultivado. Si lo que está sonando por los altavoces es Haim, se sabe.
El resto, como se dice, es historia: su primer EP Forever tuvo muchísimo éxito y le siguió un trabajo completo, Days Are Gone, que consiguió escalar hasta el número 1 en ventas de UK dando por inicio unos años intensos basados en pulular todo cartel de festival conocido, así como de realizar sus propias giras.
Esta trayectoria sería admirada en cualquier grupo que se precie, ¿verdad? Sin embargo, nos olvidamos de un pequeño detalle: Haim son un grupo de mujeres, y eso va a marcar un sesgo inevitable a la hora de cómo son juzgadas, tratadas y valoradas. Alana contaba en Cosmopolitan una de sus primeras experiencias con la lucha constante de ser una mujer en la industria musical. Durante su experiencia como teloneras de Julian Casablancas (The Strokes), un hombre comentó con desdén “Ugh, un grupo de chicas” cuando subieron al escenario.
Y es que Haim han tenido que luchar contra una cantidad de prejuicios e ideas preconcebidas a las que pocos grupos formados por hombres han tenido que enfrentarse: “¿Cómo han llegado a donde están? Seguro que tienen padres con dinero”. “Seguramente no toquen ellas los intrumentos y los tengan desenchufados”. También están los comentarios de hombres en un shock perpetuo: “¡Cantan bien, componen ellas, tocan instrumentos, y son guapas! Qué partidazo” como si ser una mujer y mostrar talento mientras se logra la difícil tarea de estar bajo la presión de los estándares de belleza fuese un milagro solo comparable a la que lió Jesús en su día transformando agua en vino y multiplicando peces.
Un elemento que molesta a las hermanas más de lo normal es la necesidad de diferenciar mediante nomenclatura el género de los artistas. ¿Por qué se las califica de girlband siendo simplemente una banda en la que da la casualidad de que todas son mujeres? El concepto boyband nunca se usaría para describir a The Strokes o a Arctic Monkeys ya que la palabra conlleva otro significado. Entonces, ¿por qué está justificado el uso de girlband como término umbrella, si la única diferencia a efectos logísticos entre Haim y Pink Floyd es que las primeras son mujeres?
Cuando Haim hablan de su experiencia en festivales, destacan varias ocasiones en las que han sido confundidas con miembros del crew de otros grupos y no tratadas como merecían. El grupo se ha pronunciado varias veces sobre lo interesante que sería crear un festival íntegro de mujeres, poniendo de ejemplo Lilith Fair, un festival indie-rock de la década de los 90. Mi teoría respecto a esto es que son seguidoras acérrimas de Oceaund y leyeron mi sección en la que debatíamos el uso que estos festivales pueden tener en la lucha por la igualdad en la industria musical.
Ser una mujer y ejercer tu derecho a estar en una posición de poder, como sabemos todas, no es fácil. Para Haim tampoco lo es, sobre todo teniendo en cuenta que ellas insisten en escribir todas sus canciones, así como producirlas, además de estar al cargo de todas las decisiones creativas y estratégicas sobre su carrera musical. Esto es recibido en muchas ocasiones con críticas acusándolas de “mandonas, demasiado exigentes, desconfiadas”… ¿Suena familiar? Y es que hasta ‘Right Now’, la canción que sacaron para dar un avance de su próximo álbum (el cual estará disponible en julio) ha recibido comentarios acusándola de tener un tono altivo y prepotente cuando lo único que hacía era situar a la mujer como la tomadora de decisiones y la poderosa en una relación.
Para ir resumiendo, creo que queda claro por qué Haim son un ejemplo a seguir y una esperanza para toda mujer que quiera intentar luchar contra la locura de la industria musical. Como crítica, me gustaría que hablasen más abiertamente de feminismo y que tuviesen un enfoque más interseccional, que fuese más allá de un “Quiero tocar música igual que los hombres”. Es decir, que metiesen en su discurso factores como la raza, la orientación sexual y la clase. Ojalá a medida que se vayan formando esto cambio, pero por ahora, sigo poniendo la mano en el fuego con ellas. Creo que son la personificación del trabajo duro (recordemos que han tardado 4 años en tener listo un trabajo discográfico nuevo, queriendo asegurarse de darlo todo y presentar algo de lo que estén orgullosas) y de que pasando de reglas y convenciones sociales se puede llegar muy lejos. No sin vencer un par de obstáculos por el camino y sin tener que aguantar algunos factores o muros indestructibles, pero se intenta.