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Por Quim Coll
Como ya sabéis, el Vida Festival es un festival caracterizado por la naturaleza, la buena música y la atención al detalle. Es un festival prácticamente familiar, bucólico, en medio de un bosque en el que perderte durante los primeros días de verano. Eso no quita que el Vida sea uno de los festivales más ambiciosos del panorama. En su primera edición ya trajeron a grupos como Lana del Rey o Yo La Tengo, en la siguiente a bandas de la talla de Primal Scream o Father John Misty y así sucesivamente hasta esta edición, su cuarto año. Para este año los de Vilanova i la Geltrú se preguntaron como podrían ampliar más aún su estatus como uno de los mejores festivales de nuestro país, y encontraron la respuesta: tener tres días de festival y uno de clausura en lugar de la jornada inaugural, los dos días de festival y la jornada de clausura de la temporada anterior.
Es en ese contexto dónde arranca la cuarta edición del Vida Festival. El primer concierto que vimos fue el del cantautor mallorquín Joan Miquel Oliver, que con su pop folk electrónico inauguró el escenario principal. Buen concierto del ex-cabecilla de Antònia Font, aunque quizás el escenario se le quedase un poco grande. Su música y el tamaño de su séquito invitan tal vez a un escenario más pequeño, aunque el hecho de que el escenario se les quedase literalmente grande de tamaño no impidió una gran calidad de sonido y un concierto preciso y muy agradable.
Le siguieron los murcianos Alien Tango en La Cabana Jägermusic. Se notaba las ganas y la actitud del grupo, y la caña que dan en sus temas, aunque quizás se echase en falta algo de potencia en el sonido. Todo lo que les faltó a los murcianos lo encontramos en el concierto de Parcels, en el escenario Estrella Damm. El jovencísimo grupo lo tuvo TODO, un buen directo, buena pegada, un sonido brutal que a veces recordaba a Daft Punk (con quiénes recientemente colaboraron) y una visión de futuro para ser cabezas de cartel del festival. Uno de los mejores conciertos dados en La Masia d’En Cabanyes.
Como alternativa a Parcels encontrábamos a Rusos Blancos en La Cova Movistar. Los de Madrid, sin miedo al fracaso y con su puñado de seguidores fieles, desplegaron su pop ecléctico sorprendiendo a los que no les habían escuchado y complaciendo a sus fans. Un concierto correctísimo de principio a fin, lleno de momentos dulces, punzantes, melancólicos, pero sobre todo preciosistas.
Era turno del cabeza de cartel del primer día en el escenario Estrella Damm. Phoenix, evidentemente, no decepcionaron. Con un setlist lleno de hits pero sin dejar recaer toda la importancia sobre ellos (tocaron, por ejemplo, ‘Lisztomania’ al principio), los franceses llenaron el escenario de baile, música y fiesta, tuvieron complicidad con el público, y aunque el escenario en si no era tan espectacular como debería haber sido (Thomas Mars explicó que se les rompió un juego de espejos por culpa del viento), tampoco lo necesitaron ya que su directo fue puro fuego. Difícil de olvidar.
Ya en sesión golfa fue el turno, cómo no, de Las Bistecs. Las barcelonesas llevaron su electrodisgusting a La Cova Movistar, que literalmente se llenó para verlas (las malas lenguas dicen que el set que estaba dando Erol Alkan en el escenario Estrella Damm estaba vacío). Un gran concierto de las catalanas que inauguraron la parte más fiestera del festival. Después fue turno de King Cayman, proyecto one-man-band que llevó la brutalidad a La Cabana Jägermusic. Toda la intensidad de sonido que se echó en falta en ese escenario durante el día parecía acumulada para él, y no la desaprovechó.
Aún queda mucho Vida, aún queda mucha música para escuchar, y la jornada del viernes nos traerá grupos como Pavvla, Tversky, The Flaming Lips o La Casa Azul.