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Por Tatiana Moro
Si alguien le hubiera dicho a mi yo de hace doce años que los neoyorkinos con los que una y sus amigas lloraban y se esperanzaban a ritmos de Lucky seguirían en la música convirtiéndose en, probablemente, la banda de indie pop más consistente de las últimas dos décadas habría sido, como mínimo, surrealista.
Con la vertiginosa velocidad a la que consumíamos música entonces y aún más hoy en día, que Nada Surf hayan sobrevivido desde aquel High/Low es para quitarse el sombrero y reconocer que algo han hecho –y siguen haciendo- bien.
Canta Matthew Caws en ‘Cold To See Clear’, Don’t get me started / But how hard it is to start or stay on track y revela una absoluta declaración de intenciones. No ha sido fácil empezar pero tampoco seguir en el camino. Y es que Nada Surf siempre se han movido en ese mantra basado en lo dura que es la vida pero cuánto aprecian vivirla de todas formas.
La idea parece repetirse ocho álbumes después. Nada Surf abrazan la tristeza mientras rozan con la yema de los dedos la esperanza, llevan haciéndolo casi un cuarto de siglo y podría haber resultado incómodo a estas alturas sino hubiese sido por la estelar aparición de Doug Gillard. El grupo de power pop se ha convertido en cuarteto y el veterano guitarrista ha aportado un golpe de energía y de esplendor que ha hecho del redescubrirse algo más trascendental.
You Know Who You Are se puede considerar la colección más representativa del sonido del grupo y realmente es así. La habilidad de Caws para transmitir que escribir un compacto puede hacerse con una sola mano y en varias horas está expuesta de forma inconfundible, lo que hace que su música obtenga una sensación de facilidad, sin esfuerzo palpable y gratificante.
Nada Surf son precisos y cuidan los matices pero no se preocupan de sobremanera en elaborados arreglos para hacer de una canción un himno. Saben qué es lo justo y necesario. De ello hace gala un álbum que no está fuera de lugar en su trayectoria o que se pueda tildar de trasnochado.
No importa que la banda este cerca de su 25 aniversario y su líder cerca de los 50, siguen alimentando ese amor que quieren o ese que se fue. El dolor de una ruptura sigue resonando en ellos. Es evidente en baladas como ‘Belive You’re Mine’ donde la letra reza One day I’ll love somebody else / One day, I’ll take care of myself. Esa auténtica mezcla de simples verdades y melancolía. Y precisamente de melancolía hay un halo que cubre la mayor parte del álbum y, aunque bien escondido, se ve entre las primeras canciones optimistas.
Salta a la siguiente pista un corte con una dudosa inquietud que no cuaja del todo. ‘Friend Hospital’ es más oscura que cualquier canción de You Know Who You Are y ensombrece el brillante día que nos dibujaban al igual que una nube gris tapa el sol para hacer ver la realidad.
‘Rushing’ lleva a una referencia musical un poco desastrosa. La canción habla de una auténtica parálisis por un nuevo amor que trae consigo el olvido de las preocupaciones mundanas. Un tema que los desaparecidos Pereza podrían haber interpretado. No únicamente por la temática, también porque la melodía, las guitarras e incluso los coros recuerdan a los madrileños.
La canción homónima del disco es el momento en el que Gillard se pone al mando del grupo y Daniel Lorca, bajista, e Ira Elliot, batería, le siguen como si el liderazgo de Nada Surf lo compartiese con Caws.
Nada Surf son lo que dicen ser. El título de sus álbumes han descrito exactamente eso que eran en aquel momento, sucedió con Let Go, con The Weight Is A Gift y con Lucky. Este último trabajo, You Know Who You Are, es la reafirmación hecha álbum. Jamás les importó ser, en sus inicios, ese grupo pop que traía consigo una canción apta para adolescentes dramáticos que iban a hacer de ellos un suspiro. Quizás porque sabían que no lo serían.
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