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Por Judith Vives
Ilustración de Blanca Garaluce
Tras darle varias vueltas al nuevo álbum de Two Door Cinema Club, la sensación predominante en mí es la de confusión. Me confunde la trayectoria que está tomando el grupo, y me confunde la dirección que han tomado con este nuevo trabajo.
Antes de meternos de lleno en los motivos por los que, personalmente, Gameshow no me ha convencido, es de destacar que Two Door Cinema Club han sabido mantenerse bastante relevantes en el panorama musical (siguen siendo habituales de muchos festivales de renombre) a pesar de no haber publicado un nuevo trabajo discográfico en más de cuatro años. Esto ha supuesto que su tercer disco de estudio fuese recibido con expectación, si bien la fantasía se desinfla rápidamente tras varias escuchas.
Al lanzar Beacon, Two Door Cinema Club recibieron un aluvión de críticas basándose en su monotemática visión musical, y es que se negaron en redondo a abandonar la fórmula que tan bien les había ido en sus inicios (¿es que existe fiesta en el mundo en la que no suena ‘What You Know’? Pregunta seria). Sin embargo, con Gameshow dan un giro tremendo, abandonan sus característicos riffs pegadizos y se tiran de cabeza a lo disco con pinceladas de rock de inicios de la década de los 80. Y tampoco acaba de funcionar. Me apena mucho decir esto, pero es fácil llegar a la conclusión de que, llegados a este punto ha quedado demostrado que a los irlandeses no les funciona ni innovar ni arriesgarse. A día de hoy, su fama vino principalmente de varias canciones que tuvieron un éxito descomunal, y parece que nada ha podido acercarse a ese nivel de repercusión.
No puede decirse que Two Door Cinema Club no lo hayan intentado. El disco es un intento, sí, pero por desgracia no uno muy bueno. Aunque empiece con mucha fuerza y buenas intenciones, con ‘Are We Ready (Wreck)’ y ‘Bad decisions’, temas que dan el pistoletazo de salida y son de lo único salvable, el trabajo pierde fuelle rápidamente. Y es que tanto disco y tantas canciones cuyo mero objetivo parece ser sonar en la discoteca indie de turno pues cansa, y rápido.
‘Invincible’ destaca, creo que más por discernir un poco de la temática general y pesada del álbum que por su calidad, pero aún así merece la pena mencionarla. Es la muestra de que sí, son capaces de hacer algo más que temas boogie de manual, y saben hacer funcionar una canción más stripped-down. Otras canciones que destacan por su (leve) alternatividad de sonido son ‘Lavender’ (que también ralentiza la velocidad del álbum de manera positiva, si bien sigue teniendo el ritmo suficiente) y ‘Good Morning’ (que se aleja algo del género disco, aunque le cuesta, y recuerda más al primer trabajo de los Two Door Cinema Club).
No me malinterpretéis, varias canciones de Gameshow han entrado por la puerta grande a mi lista de reproducción para la ducha, ya que derrochan buen rollo y qué narices, son muy divertidas. Sin embargo, todo cansa in extremis, y no han cuidado lo suficiente el género disco como para poder salirse con la suya y presentar un trabajo en el que el 90% de las canciones siguen esa temática.
Esta semana pasada recibimos la confirmación de la participación del grupo irlandés en esta edición del BBK. Con Gameshow bajo el brazo, podemos esperar una actuación entretenida, y es que estas canciones tienen todas las papeletas de funcionar y encajar a la perfección en un entorno de festival.