- Views466
- Likes0
Por Tatiana Moro
Echar la mirada atrás con el Azkena Rock Festival es muy importante para comprender de donde viene el festival. Tras casi sufrir una estocada de muerte en 2013, el evento se ha conseguido recuperar y recobrar su seña de identidad al cabo de estos últimos cuatro años. Ahora mismo goza de una salud de hierro y eso se pudo comprobar gracias a los 18.700 asistentes que estuvieron en Mendizabala. Su estilo circense con motos y lucha libre mejicana no ha hecho más que potenciar la faceta rockera de un festival que vuelve a ser reconocido.
The Godfathers fueron la primera actuación de renombre con permiso de los bilbaínos Fetitxe. Los ingleses calentaron el ambiente entre los primeros asistentes pero su propuesta y actitud no fue la más acertada. Se mostraron fríos y distantes, como si su concierto fuese un mero trámite para disfrutar del festival después.
Sin embargo The Soulbreaker Company fue todo lo contrario. Al ser de Vitoria-Gasteiz tuvieron la presión de hacerlo bien. El estilo rock psicodélico casa perfectamente con el espíritu del Azkena Rock Festival. Al otro lado del recinto se preparaba una actuación completamente diferente, Tygers of the Pan Tang. Mucho más heavy y glam que las bandas anteriores, consiguieron que la gente agitase la cabeza al ritmo de los solos de John Sykes. Su virtuosismo con la seis cuerdas recuerda que el rock n’ roll no ha cambiado en espíritu.
Más clásicos y bailables, The Shelters hicieron su aparición con cierto runrún de grandeza. Su nombre había aparecido en numerosas listas de imprescindibles de medios, incluido Oceaund. Les falta bagaje y eso se nota, pero estos chicos tienen mucha música en sus dedos. ‘Liar’ fue el tema más vitoreado de todo el set, posiblemente fuesen la propuesta más estándar del festival que podría casar en otros festivales indies.
El recinto comenzó a llenarse notablemente con el inminente concierto de Cheap Trick. Para Robin Zander y los suyos es su hábitat natural y se nota por la complicidad que tienen con el público y la actitud en el escenario. Una pena que el sonido no hiciese justicia en algunos compases de la actuación. Su repertorio fue un grandes éxitos pero reservaron las mejores como ‘Surrender’ para el final. Un último apunte, Rick Nielsen es un buen guitarrista pero, por favor, que no cante ni haga coros.
Pese a que se separaron a finales del año pasado, Graveyard fueron unos de los principales reclamos del día. Los suecos mezclaron temas de sus cuatro discos pero haciendo mayor hincapié en Innocence & Decadence. Dieron uno de los mejores bolos del festival, su sonido fue impecable y duro pero también suave cuando lo requerían las canciones. ‘Ain’t Fit to Live Here’ fue el punto álgido de una banda que es 100% Azkena.
John Fogerty, leyenda del rock, hizo su aparición pasada la media la media noche con el escenario principal abarrotado. Es un artista que casa perfectamente con la filosofía del festival por sus temas y estilo. Una pena que el sonido estuviese un punto bajo y que en la parte más lejana no se escuchase tan nítidamente. Pero lo que no se puede reprochar es el empeño que pone el músico para todo salga bien. No faltó algún momento con sus músicos para tocar en fila o banderas americanas para demostrar sus raíces. No faltó a su cita con los clásicos como ‘Lookin’ Out My Back Door’ o ‘Fortunate Son’.
Los suecos The Hellacopters han tenido que repetir porque el año pasado suspendieron por el sonido. Esta vez Nick Royale, Dregen y compañía estuvieron a la altura de las circunstancias. Pese a que al principio no parasen de tocar temas del Supershitty to the Max! como el año pasado, al final del concierto remontaron con algunos clásicos más conocidos. Sin duda recuperaron la asignatura pendiente del Azkena de 2016.