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    Categories: Críticas

El experimento de Chairlift

Por Tatiana Moro

Por encima del skyline neoyorkino, una grandiosa e incluso imperante polilla se alza protagonista de la portada de Moth, el tercer álbum de Chairlift. La pollila como mariposa nocturna de cuestionable fortaleza que se dirige irremediablemente a la luz, con un objetivo intrínseco del que no es capaz de zafarse. La vulnerabilidad del animal se convierte en un símil que el dúo formado por Caroline Polachek y Patrick Wemberley transmiten en este trabajo, marcado por un compendio de géneros como el R&B, el house, y voces que se contorsionan mejor que en Does You Inspire You y en Something.

El persistente y característico sonido que emiten las polillas abre ‘Look Up’, el primer tema de los diez que componen el trabajo, unos timbales cobran vida para desarrollar la base de un corte que mezcla pop y jazz de forma asombrante y ligeramente abriendo paso a ‘Polymorphing’. Funk con trompetas que hacen de la canción un paseo por calles de una gran ciudad. Con café en mano y los árboles acariciando la primavera, la composición lleva sin rodeos al sentimiento de urbe gigantesca con estilo, como si paseases por el SoHo en los 70. Ritmos extravagantes que se detienen hacia la mitad con un parón oscuro, silencioso, de time lapse. En este instante una percibe que este álbum será más un intento que una conquista.

Con ‘Romeo’ el carácter multidimensional del proyecto del dúo se palpa en los primeros segundos. El apoyo house hace del corte uno de los más bailables, podría haber sido el single pero mantiene el toque urbano e incluso se intuyen influencias de pop japonés. ‘Romeo’ está inspirada en la mitología griega y de diosa podemos tratar a Polachek que, conocedora de sus irresistibles coros, los explota hasta el final.

Para adentrarnos, ‘Ch-ching’, canción que el año pasado ya tuvo su merecido éxito, se nutre de melodías vocales ayudadas de redobles de tambores y trompetas bien acompasadas en el termino del estribillo. Susurros y silbidos incluidos. Por tener tiene hasta una repetición que incluye una serie de números tan pegadiza como la de Lost. Identificar Moth como un álbum urbano no impide destacar que las letras se dirigen hacia la luz como lo hacen todas las polillas, hablan del amor, del erotismo y demás aspectos oníricos.

‘Crying in Public’ es la balada que se pide a gritos en este momento, en el ecuador del disco. Si anteriormente hacíamos referencia a que pocas situaciones cotidianas trata el dúo en este álbum, entonces nos damos de bruces con ‘Crying in Public’. Ese corte dedicado al instante en el metro en el que lloras delante de extraños y la vergüenza te atrapa como una polilla queda atrapada por la candente luz cegadora, el amor. Probablemente sea la canción que más tiene de sus anteriores trabajos.

Los casi cinco minutos que dura ‘Ottawa to Osaka’ se hacen interminables. Algunos críticos tildaban la canción de sólo servir «para hacer ver lo largos que pueden ser casi cinco minutos» y razón no les falta. A este sentimiento se le une ‘No Such Thing as Illusion’, temas que parecen van a acontecer un gran álbum de pop pero sólo se acercan. La intencionalidad de la polilla en el cielo anaranjado de la portada es la trasladarnos a una metáfora. Moth es un álbum en potencia, es parte del camino que recorren Chairlift para llegar a un disco de pop redondo y que aún no ha llegado, el acto. La polilla que será, por naturaleza, una bella y simétrica mariposa queda de momento en un desganado insecto amarillento.

Los 80’s reviven de la mano de ‘Moth to the Flame’. Unas cuantas clases de canto después, Polachek es capaz de entusiasmarnos con estos giros vocales que en ocasiones resultan fríos y desoladores pero no en este corte de pista de baile con melodías medidas que llevan la percusión a un mejor estado. En el debate por qué canción será la ganadora de un remix que haga resugir la canción, ‘Romeo’ y ‘Moth to the Flame’ tienen opciones reales de podium.

Parece que realmente Caroline Polachek se ha percatado del potencial de su característica voz y la aprovecha en ‘Show U Off’, que podría haber pertenecido a algún álbum de Beyoncé. El ritmo abocado a un R&B que viene siendo anunciado desde el comienzo posee ritmos movilizados para entablar una armonía pegadiza. Y como colofón, una -por momentos- insípida ‘Unfinished Business’ de la que se quiere escapar y trae consigo la sensación amarga que dejan las últimas y olvidadas canciones del disco.

Moth es un álbum inevitable, por el que el dúo tenía que pasar para dar a luz un futuro disco de pop con profundidad en sus líneas y diferentes estilos que coexistan. Aunque es evidente que el sonido del grupo ha evolucionado, aportando mayor carga emocional y un esfuerzo casi palpable, parece que se niegan a desprenderse de una parte más ardua y que lastra el camino hacia un trabajo redondo aún por llegar.

 


Tatiana Moro: