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Desde el fanzine hacia lo digital

Esta sección es como un recordatorio a momentos y hoy me he acordado de que estoy escribiendo para un medio digital, cuando empecé lo hice para un fanzine.

Los tiempos han cambiado y vamos acelerados hacia un proceso total de cambio y revolución sin parangón. Los fanzines a finales de los 70 y primeros de los 80 se hacían con fotocopias en blanco y negro y se cosían con grapa. Lo importante no era el continente sino el contenido. Los artículos se realizaban con máquina de escribir y no podías equivocarte porque el corrector luego se veía. La maquetación era un puzzle de cortes realizados a tijeras, pegados con pegamento Imedio y con mucho esmero.

Aquellos fanzines eran ideados generalmente por un impulsor del proyecto al que se le unían generalmente algunos amigos o conocidos. Siempre uno tenía la cuasi obligación de mantener la llama de la ilusión encendida. Los problemas económicos eran sin duda una de las grandes dificultades. Generalmente se sucedían las visitas a bares de amigos que por módicos precios ponían un anuncio con el que garantizaban pagar las fotocopias y luego poder poner en el mismo bar a la venta. Los bares, generalmente inquietos en lo musical, agradecían siempre las sugerencias sobre los últimos vaivenes musicales y si lograbas pasarle algunas novedades les tenías convencidos de por vida.

La vida del fanzine era siempre corta. Se acababan las ilusiones, la mayoría de las veces, y también había otras en las que la cosa crecía y te embarcabas en el mundo de la imprenta. Aparecían nuevos vocablos en tu diccionario, fotolito, plancha, alzado, gramaje, resmas… Ya estabas en el proceso de impresión, ahora contaban los plazos de salida, la distribución, las ventas. Te has convertido sin saberlo en un prominente editor de revista. A partir de ese momento los caminos han sido diversos en el antiguo panorama fanzineroso. Algunos responsables han terminado dirigiendo discográficas, otros en las redacciones de importantes periódicos, muchos han realizado sus pinitos en el mundo radiofónico (recordaré siempre mi primera entrevista en Caravanas de hormigas de Radio 3) y otros siguen enfrascados en los recuerdos de una etapa creativa sin igual.

Desde estas líneas un recordatorio a todos aquellos que en los años 80 impregnaron de tinta sus comentarios musicales.


Antonio M: