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Hoy vengo a hablar de un fenómeno que parece hacerse más común a medida que te deconstruyes (como todo, de verdad, ya ni se puede ver una película de Disney sin analizar las estructuras de poder implicadas). Hablo del momento en el que estás escuchando una canción, y algo te chirría. Alguna burrada que se mueve por el mundillo de la sumisión de la mujer, apología a la violencia contra ella, o algo de ese estilo. Lo normal, vaya.
En la etapa de recopilación y contraste para este artículo, llegué a una conclusión bien rápida: no todos los géneros de música reciben la misma atención en los medios respecto a la misoginia que esconden. Con un solo click del ratón, me encontré con decenas de artículos sobre lo tóxicas que son las letras de Maluma, la nueva estrella del reggaeton. Artículos que no solo criticaban al artista sino al género en sí, tratándolo de manera generalizada como rebosante de misoginia, denigrante y una oda a la objetivización de la mujer. ¿Es asumir eso categóricamente lo correcto?
Un ejemplo que me gusta poner cuando alguien enarbola la bandera de El Más Feminista Del Lugar (y se pone a criticar lo misógino que es el reggaeton) es una canción de los Beatles. ¿Los Beatles, misóginos? Pero si solo tienen canciones de amor preciosas para escuchar por el campo recogiendo florecillas. Pues sí, amigos, no solo misóginos, sino que en un tema en especial hacen una apología de la violencia de género que deja patidifuso a cualquiera. ‘You better run for your life if you can, little girl. Hide your head in the sand, little girl. Catch you with another man, that’s the end little girl’. Nada, lo normal, amenazar de muerte a tu pareja porque no se le vaya a ocurrir enamorarse de otro. Pero lo dicho, los Beatles eran muy chill.
¿Por qué Maluma sí y los Beatles no? ¿Por qué Pitbull sí y Eminem, que rapea sobre pegarle una paliza a Lana del Rey, no? En mi opinión aquí entran dos elementos. El primero es la visibilidad. Los videoclips de artistas de música más comercial están en todas partes, y al ser mucho más vistos es lógico que levante más debate y que prácticamente todo el mundo forme su propia opinión.
El segundo, y algo más complicado de entender, es el clasismo inmerso en el mundo de la música. Y es que el reggaeton siempre se ha igualado a las clases más bajas, ya sea por su origen en Latinoamérica o por conectarlo con una cierta estética urbana. Esto hace que siempre va a ser un género mucho más denigrado que otros con similar contenido misógino (del que como hemos dicho, no se libran ni las nanas para niños) y esto causa que se obvien varios elementos intrínsicamente feministas en él, como el hecho de que en muchos países de América Latina haya tenido un importantísimo papel en la liberalización sexual de la mujer y tenga casi un tinte revolucionario. Además, también obvia que en el presente sea uno de los géneros que más rápido se están remodelando: el reggaeton feminista es una realidad a día de hoy, y se está realizando un trabajo de revisión y educación que ya querrían muchos otros géneros. Pero esto no es una oda al reggaeton ni mucho, menos, asi que volvamos a lo que íbamos (y siempre podéis leer más del tema si os resulta interesante).
Que hay letras de contenido machista es algo innegable, y espero que ahora ya nos situemos en que están presentes prácticamente por igual en todos los géneros musicales y que en este caso no hay ni buenos ni malos. Entonces, ¿cómo actuamos al respecto? ¿qué se hace si nuestro grupo favorito saca un single misógino de narices y un videoclip rebosante de hipersexualización femenina para acompañar?
No hay una verdad absoluta en este campo, y es que creo que cada persona debe llevar a cabo una reflexión personal y ver cómo va a proceder. Queda claro que gastar dinero representa lo que defendemos, por lo que una de las opciones es no comprar ni consumir música de ese estilo. Esa sería la opción ideal y la que más cambio causaría a la larga, pero seamos honestos, no somos perfectos y eso no va a ser siempre posible, sobre todo cuando nos metemos en el terreno arenoso de que es uno de tus grupos favoritos desde hace años el que participa en estas dinámicas tóxicas
Otra opción es ser críticos, ya sea por las redes sociales, o en situaciones de tú a tú. Es decir, hablar con tu amigo sobre por qué le mola una canción de Los Planetas que dice ‘pensaba en destrozarte todo el tiempo hasta que me dijiste cuanto me echaste de menos’, Todo se resume en escuchar lo que quieras pero ser crítico con ello y entender que no todos los mensajes van a ser positivos y respetuosos con los colectivos. Creo que si todos ponemos un granito de arena, en un par de años se puede conseguir un cambio de estructura que haga entender a los artistas que el contenido de su música trasciende más allá de los acordes usados y los estribillos coreados en el festival de turno. Que no pueden glorificar cualquier cosa. Que algo chirría, algo falla, cuando ningún género se salva.