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Por Tatiana Moro
Durante toda la semana se preveía tormentas eléctricas y fuertes lluvias que iban a convertir el Bilbao BBK Live en una versión menor de Glastonbury por el barro. Ocurrió justamente lo contrario: un sol radiante y temperaturas agradables. El recinto está cuidado y su puesta en escena es única con las llamas en el escenario principal o Basoa metido en el bosque repleto de luces. Los datos oficiales revelan que casi 36.000 personas dieron la bienvenida a esta edición.
Afincados en Madrid, Rufus T. Firefly demostraron que el mejor indie nacional no es ese que encabeza otros festivales y llenan recintos gigantes con giras de despedida que no existes. La banda liderada por Víctor Cabezuelo, muy juntos entre sí en el escenario, se mostraron igual de compactos con el sonido y sus temas. Pero no fue hasta Circa Waves cuando subió el volumen en Kobetamendi. Con un Kieran Shudall a la cabeza del cuarteto y el guitarrista Joe Falconer desde los primeros acordes, los de Liverpool demostraron que, pese a ser continuistas con su último trabajo, en directo son muy potentes.
Los norteamericanos Cage the Elephant fueron una de las actuaciones del día. No solo porque su cantante Matt Shultz sea en directo una versión vitaminada de Mick Jagger sino también porque su hermano Brad bajo al público durante el segundo tema para el placer de los fotógrafos allí todavía presentes. Tienen unos cuantos hits potentes como ‘Ain’t No Rest for the Wicked’ que coreó la gente de principio a fin.
La apuesta arriesgada del día fue la inclusión de Austra en el cartel. Los canadienses presentaron en Bilbao Future Politics, en el escenario Starman. La carpa acogió a los canadienses de forma acertada pero no fue tan acertada la hora en la que actuaron. La intimidad de letras reivindicativas y los juegos de luces hubiesen brillado con mayor fuerza durante la noche. Luciéndose con un vestido rojo de terciopelo digno de Agatha Ruiz de la Prada, Katie Stelmanis demostró que sus días pasados en el coro de niños de la Ópera de Canadá contribuyeron a su calidad vocal. Comenzaron fuerte con ‘Future Politics’ y ‘Utopia’ y aún así el concierto no decayó. Tanto ‘I’m A Monster’ o ‘I Love You More Than You Love Yourself’ estuvieron al frente para mantener al público expectantes.
Para Depeche Mode actuar en el Bilbao BBK Live es como tocar en casa. Es su tercera vez desde 2009 encabezando el evento de Kobetamendi y, curiosamente, el intervalo de tiempo siempre es el mismo: cuatro años. Los ingleses no necesitan publicar nuevo disco para salir de gira, llevan cuarenta años en el negocio. Estos nuevos trabajos ya no son como los añejos Violator o Black Celebration, ni poseen su frescura, y además ocupan espacio en el setlist que podría ser para temas más representativos. Los ingleses son toda una eminencia de la música electrónica inglesa de los años ochenta e hicieron valer sus galones frente al público vasco. David Gahan está en un estado de forma envidiable y no para de moverse y bailar durante toda la actuación. Además, la banda ejecuta con maestría sus composiciones aunque es inevitable que muchos de sus temas cambien en comparación al disco. Eso sí, no faltaron clásicos como ‘Personal Jesus’ o ‘Enjoy the Silence con los que la gente conecta al instante.
Spoon tienen todo un tourmalet este fin de semana con Bilbao BBK Live, Mad Cool y NOS Alive. Ayer empezaron en Vizcaya y se les vio con fuerza y frescos. Sus temas post punk del álbum Hot Thoughts junto a otros más clásicos hacen que el setlist de los norteamericanos esté variado de temas más rockeros y otros más lentos. La banda hubiese ganado más a plena luz del día, no tienen grandes juegos de luces ni imágenes y siempre se agradece ver a buenos músicos en todo su esplendor.
Cerraron la noche en el escenario Bilbao Justice dando pie a que Basoa tomase el relevo. Las similitudes del proyecto de Gaspard Augé y Xavier de Rosnay con la propuesta de Daft Punk va más allá del dueto y la nacionalidad, son tal palpables que abruman en directo. Una enorme cruz latina aguardaba la actuación del dúo francés flanqueados por un muro de amplificadores Marshall. Elementos que se convirtieron en un añadido más para el impactante y epiléptico montaje de luces. Paneles de luces descendían, se movían y formaron una enorme cruz según sonaban las canciones de Woman, el último trabajo Justice. En el ecuador del concierto se ausentaron a causa de un impasse técnico que fue resuelto tras varios minutos reiniciando al público. Los franceses son un valor seguro para finalizar la jornada de cualquier festival pero no para ser una de las actuaciones principales.
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