Por Jaime Malvido

theculthiddencitycdHace poco más de un mes que llegó a las estanterías de las tiendas físicas y electrónicas lo nuevo de The Cult, su décimo albúm de estudio Hidden City, ciudad oculta. Han pasado cuatro años desde que la banda británica nos presentase aquel Choice of Weapon y su hermano Weapon of Choice aunque este último no podemos tenerlo en cuenta por ser un recopilatorio de descartes.

Llevo una semana con el disco en mis manos escuchándolo varias veces al día y lo que me ha pasado con este disco es algo poco usual. Lo he escuchado trabajando, en momentos que necesitaba parar de la rutina diaria, también cuando necesitaba activarme para una buena fiesta con los amigos, lo he escuchado mientras tocaba las canciones con mi guitarra, lo he puesto de fondo para cocinar… y en todos y cada uno de los momentos ha servido. Independientemente del momento, las canciones me hablaban y servían para la concentración necesaria de la actividad. Y es que verdaderamente hay una ciudad oculta dentro del disco, un mundo diferente al que te trasladan los Cult.

Fuera de la valoración sentimental, el disco suena al más puro Cult, sobre todo al que podemos disfrutar en directo. La guitarra de Billy Duffy nos deleita con unos riffs iniciales muy personales y continúa las canciones con unas variaciones y solos con el eco y la nostalgia características del sonido de una Gretsch y con la fuerza y el chillido de las Gibson, cada una idealmente elegida para según qué tema. Ian Astbury sigue cantando bien, sigue con su voz embaucadora que hace que cuando empiezas a escucharle te parezca un tipo oscuro pero que te atrae cual sirena sin que puedas huir de su canto. La pandereta de Ian Astbury también suena en algunos cortes, elemento quizás más esencial para la banda que el propio cantante. En cuanto al bajo y a la batería no es nada destacable, un buen fondo para acompañar a los dos artistas antes mencionados.

A destacar, el final del disco. Después de muchas idas y venidas, la mayoría en tono fuerte y rudo, ‘Sound and Fury’, el último tema del álbum, nos hace descansar. Es un tema que sirve para pensar “qué buen disco acabo de escuchar” mientras suena y cuando acaba, te levantas, disfrutas unos segundos del silencio aderezado con la relajación cuasi espiritual que tiene tu cuerpo y vuelves a dar al play para volver a experimentar esa sensación.

No es el mejor de los discos de la banda pero la espera por recibir algo nuevo de los de Bradford y la madurez y seriedad que caracterizan a las agrupaciones que tienen solera en el mundo del rock lo hace un must have en las estanterías de cualquier enamorado rockero.

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