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Por Alfonso Alfaro, Quim Coll, Sandra Blaya y Tatiana Moro
Una calurosa media tarde y un público tempranero daban la bienvenida a The Zephyr Bones que experimentaron ciertos problemas de sonido en su concierto. La voz y guitarra a penas eran perceptibles, dejando la seña de identidad de la banda coja. Aún así los barceloneses pudieron reponerse tocando prácticamente Secret Place íntegro.
Las madrileñas Hinds estrenaron la zona de los escenarios principales tomando el Seat con esa actitud desenfadada habitual en ellas. I Don’t Run, su segundo álbum, es un disco más trabajado a nivel de producción y eso se nota en el directo. Se sienten cómodas y con ganas de demostrar que no son algo pasajero, que han aprendido y evolucionan, así lo demostraba Carlota Cosials con las dotes guitarreras y la posterior indirecta hacia quienes criticaron sus inicios. Tras ellas, en el escenario Mango, (Sandy) Alex G ofreció una actuación enérgica frente a un sol de justicia. El tema ‘Bobby’ fue el que más encendió al público, sin embargo a mitad de concierto comenzaron los problemas técnicos quedando mudos los altavoces del público. Eso pudo mermar su actuación pero el poso de lo que fueron construyendo les sostiene como uno de los mejores conciertos de la jornada.
Dos años después de la publicación de Heads Up, Warpaint lo defendió en el Primavera Sound. Las angelinas comenzaron con el piloto automático y fueron animándose con cada tema. Musicalmente son inmensas y con un setlist a la altura con ‘New Song’, ‘Love is to Die’ o ‘Billie Holiday’. Totalmente inmersas en su actuación, un problema de sonido -que seguramente reventó los oídos de los fans más cercanos al escenario- volvió a enfriar al cuarteto. Entre críticas y adulaciones, Amaia –ganadora de la última edición de Operación Triunfo y corepresentante de España en Eurovision- se hizo con el Hidden Stage en los primeros compases. Estaba, si cabe, más encantada de estar allí que los propios asistentes y eso se tradujo en un continuo entusiasmo que en momentos la descubría algo desubicada. La pamplonica tocó en solitario temas como ‘Tuy0’, canción de apertura de la serie Narcos, o ‘Senza un Perché’ de la banda sonora de The Young Pope -¿en una especie de homenaje al recientemente publicado EP de Zahara, Primera temporada?-. The Freefall Band la escoltó con varios temas más entre ellos la alternativa ‘Reflektor’ demostrando que dotes vocales no le faltan pero ese no es su mejor formato, al menos no con esos músicos. Amaia atendió a la petición del público de cantar ‘Miedo’ de forma completamente improvisada. Afirmó que estaba allí para romper estereotipos y lo de ayer solo fue el comienzo.
Mientras debutaba en solitario Amaia en su primer concierto, The War On Drugs dieron un show correcto pero no memorable. Adam Granduciel carece de presencia para ser un buen frontman pero tanto él como la banda ejecutaron los temas de A Deeper Understanding de forma milimétrica. ‘Pain’ o ‘A Ocean in Between the Waves’ las más celebradas entre el público pero una cosa es innegable, los solos de guitarra y el ritmo lento son seña de identidad de la banda y seguramente el fan salió más que satisfecho. En el Primavera with Apple Music, Unknown Mortal Orchestra cumplieron con reservas. Interpretaron canciones del Sex & Food y las canciones obligadas, obligadas porque se les notaba desganados durante el concierto, aún así su mezcla de estilos es digna de admiración.
No leerán a continuación una crítica negativa a Björk pero tampoco positiva. La islandesa merece tener un género propio y su trayectoria es indiscutible. En este Primavera Sound venía a presentar Utopia y todo lo que ello conlleva: un escenario completamente transformado en una selva de otra realidad, visuales que protagonizan y dan fuerza a cada tema, una legión de flautistas… Todo al gusto y pensado por y para Björk. Si algo malo tiene esta gran artista es que no puede conectar con todos y la gente se acaba agolpando más por su nombre que por su música. Su cancelación de 2012 en este mismo festival fue una conversación constante entre los asistentes antes, durante y después de la actuación; logrando así cerrar el círculo que comenzó hace seis años. Seguramente la leyenda de Björk y el Primavera Sound haya superado a ambos. Al otro lado del festival Rostam trataba de ser una alternativa para los pocos asistentes que no estaban en los escenarios principales. El ex miembro de Vampire Weekend es un magnífico compositor y ejecutor de temas pero carece de carisma sobre el escenario. Este defecto, la falta de una conexión profunda con su público, lo suple C. Tangana, llenando por completo el espacio del escenario Ray-Ban. Un absoluto espectáculo que incluyó ruidosas motos, fuego, bailarines de pole e incluso billetes con su cara. Interpretó canciones de Ávida Dollars y de Ídolo. Presentando un discurso tanto de profeta como de activista antisistema, no queda claro si C. Tangana es un producto del capital o él mismo se ha convertido en producto.
Con la sensación de llegar un año tarde, Nick Cave & the Bad Seeds no tardaron en conseguir la entrega del público. El australiano tiene un aura de grandeza que desborda, se le cae la música por los cuatro costados. Pero no estuvo solo, The Bad Seeds son el mejor complemento de Cave y merecen el mismo reconocimiento que él, mención especial a Warren Ellis y su violín que cobró protagonismo durante todo el show. Comenzaron con ‘Jesus Alone’, tema que abre el álbum Skeleton Tree, esta primera canción solamente fue un aperitivo de lo venidero, porque Cave y su banda consiguen emocionar con las canciones lentas, consigue que el público agite la cabeza cuando cambia de ritmo y consigue sacar una sonrisa, todo ello interactuando con los asistentes de las primeras filas durante el concierto gracias a una pequeña pasarela pegada a la valla. En lo musical son una apisonadora, los cambios de ritmos en casi todas la canciones son un clímax constante gracias a la hipnótica voz de Cave y la ejecución de The Bad Seeds. El momento más celebrado fue la interpretación de ‘Red Right Hand’ pero podríamos desengranar el setlist porque no hubo ni un momento flojo. En los últimos tres temas, el cantante se dedicó a sacar a gente de las primeras filas para subirlos al escenario, apenas se podía ver a The Bad Seeds si no era por las pantallas. La emoción desbordó tanto a los que estaban arriba como las miles de personas que disfrutaban de cómo Nick Cave hizo y deshizo a su antojo la música y a la gente.
La expectación propia en torno a Oso Leone iba en aumento según pasaban las horas. Su directo es un auténtico viaje, un trance que lleva por canciones, en este caso, del aún no publicado nuevo álbum. Dejaron atrás su trabajo de 2013 Mokragora y su debut homónimo para centrarse en la presentación de nuevos temas que continúan en la linea minimalista de sus antecesores. Vince Staples firmó una de las actuaciones más destacables de la jornada. Si se compara su actuación de Coachella con la de ayer, el norteamericano se encontró con una masa de gente entregada a sus potentes ritmos de bajo. Solamente hizo falta la presencia del rapero y unos visuales para llenar el escenario y encandilar a los asistentes. Nils Frahm se convirtió en la alternativa perfecta de Chrvches. Su cóctel de música clásica y electrónica podría salir mal, sin embargo el alemán consigue que casen a la perfección. Con un piano de cola y ocho sintetizadores ofreció un show que los que se decidieron por él superior descodificar la sensación de haber acertado.
El último concierto del escenario Seat lo protagonizó Chvrches. El trío de Escocia ejecutan sus trabajos e hilan las canciones sin apenas esfuerzo, pero precisamente es la carencia de esfuerzo por conectar con quienes les observan el problema. El escenario se les hace inmenso -literalmente-, los juegos de luces no cohesionan su mensaje y Lauren Mayberry queda solitaria bailando como si la fiesta ya hubiese terminado. Totalmente contrarios a ellos y su banda, Bad Gyal tomó el escenario Pitchfork como una de las principales representantes del trap de este país –con permiso del anteriormente mencionado C. Tangana-. Con menos playback que Yung Beef el día anterior y con el autotune al máximo, Alba Farelo tuvo serios problemas para cantar y bailar por la colocación de su micrófono. No faltaron bailes sensuales que a más de uno dejaron ojipláticos, eso sí, las coreografías son nivel sexto de primaria y por supuesto no faltaron comentarios despectivos hacia esos ‘indies’. En este el juego del trap el lema es sencillo: al que no le guste que no mire. Pero por lo que ofrece este género en directo debería no ser mirado.
El escenario Adidas Original se ha caracterizado por tener los conciertos más arriesgados de todo el festival. Here Lies Man son unos extraños para muchos y una alegría para unos pocos. Para esos pocos fue una actuación con muchos decibelios con un bajo atronador y unos riffs de guitarra pegadizos. El punto diferente de la agrupación de Los Ángeles es su teclado que le da un toque fuzz a cada tema. Una pena que tocasen de madrugada, convirtiéndolo únicamente en un concierto para los privilegiados que aguantasen.